domingo, 23 de enero de 2005

Desde la oscuridad del crepusculo

Una gota cae en mi cerebro,
pulcritud engañosa de la líbido...
Cientos de cuervos aguijoneantes
nadando en la superficialidad,
más vacia, más hiriente,
que el pasado de mil miradas.
Navego, divagante en la incógnita
que descifra la soledad,
que silente se disemina,
violentamente en el caos mental.

Araña el cielo del ayer...

Desolado final me transporta
al encriptado principio.
Conjugación de sombras,
en este soy ambivalente.
Niebla del prejuicio, antelación
de la crueldad del desarraigo,
del dolor y de la tenebrosa realidad.
Presente ausente, se esfuma...
se expande, flagelando la conciencia.
Inequidad, contradicción.
Nulidad de este soy.
Inencontrable hacia mis ojos,
que cegados por la belleza,
van palpando una respuesta,
impredecible.
Quebrado sentimiento.
Destrucción totalitaria y vengativa
de la más mutante esencia.
En penumbras, un fantasma
dando alaridos a la muerte,
se acurruca débil ante sus palabras.

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