lunes, 23 de noviembre de 2009

Más hoy

Una palabra podria golpearme
aniquilarme
Y en efecto...
Me conozco demasiado.
Necesito salir un rato
volar por el balcón
salir a respirar
Necesito parar
a cerrar los ojos
sólo una vez
Más.
Y paredes,
Que hay detrás
de la fantasia?
Todo...
parece ser
de muros esta tarde
es el laberinto
en mi mente
O quizá todo
sea otra vez
Nada.
Quiero
Vivir.
Una vez
Más,
Hoy.

(Siempre todo fue de papel)

domingo, 22 de noviembre de 2009

Hoy

Los ruidos de Buenos Aires me asesinan
y pasa un rato, un segundo, un momento...
El motor y el refrigerante,
algún auto distraido que decide doblar en esta esquina.
(Doy una vuelta más en la cama)
Un martillo arrítmico y perturbante...
(Me tapo los ojos con la almohada)
Todo se vuelve húmedo,
las sabanas pegajosas,
las ventanas empañadas...
el aire espeso bañado de sahumerios,
bañado de aire,
bañado de cigarrillo,
bañado de sueño,
bañado de yerba y de mate.
(Hay alguien en otro lado)
Y los niños juegan y gritan gooooooool,
y sus gritos se vuelven como gemidos,
como ruidos,
como destrozos,
como derrumbe del techo de mi casa,
del cielorraso,
y tierra y nubes y lluvia.
(Mi corazón esta inquieto)
Escribo un poco,
estudio otro tanto,
y doy vueltas en la cama,
y doy vueltas...
y en la cama...
doy vueltas en mi mente,
a los recuerdos que vendrán mañana...
y en la cama.
Una película francesa
y lágrimas
humedad
iris
todo lágrimas
(Sonrío)
Y llueve,
los ruidos se aquietan
mi mente se aclara...
Y gris,
y gotas
y lluvia
y aire,
espeso, aire,
lluvia, Yo...
Sigo entumecida,
temblorosa y húmeda
y perpleja,
la humedad...
Buenos Aires,
el martillo,
las letras,
el refrigerante,
cielorraso,
tiempo,
raso,
cielo ...
ojos
y Vos.

martes, 10 de noviembre de 2009

El alma en un tatuaje

Desperté en penumbras, no se que día, buscando el teléfono que vibraba en la mesa de luz, la pantalla me gruñía: tiene 11 correos de voz, 35 mensajes, y 16 llamadas perdidas.
Algo me quemaba, no sabía que había pasado la noche anterior, ni siquiera sabía cuantas noches eran la anterior.
El sabor a vino antiguo en mis labios en franca oposición a los rayos del sol filtrándose por la ventana, no eran suficiente excusa para sentirme tan opaca, tan desintegrada, tan abstracta.
Crucé frente a un espejo, y ya no supe que pensar, los cristales dibujaban un recorrido laberíntico y truncado, como revelándose en contra de mi ausencia.
Me ardía el pecho, y pude descubrir que bajo las alas de tinta de una mariposa negra, brotaba la sangre bloqueada y seca.
Exploté en risas, ahora empezaba a comprender...
O quiza estaba total y claramente fuera de mi?
El timbre sonó por fin interrumpiendo mi letargo, era Agus, que cansado de llamarme decidió venir.
En otro momento ni siquiera hubiera atendido, pero ya llevaba mucho tiempo dormida.
No me dijo nada, hubiera sido totalmente innecesario, sólo salimos como siempre.

Caminamos entre sombras y luces, siempre buscando surgir desde el encuentro, en aquel sitio donde la única regla es que el mundo puede ser naturalmente distinto.
Como los vampiros escapan de la luz del día refugiándose en sus viejos ataúdes, como los gusanos quiebran las crisálidas para salir volando, como si perdiéramos la ropa en el camino… la piel, los huesos.
Aquello que nos diferencia entre nosotros no es más que una excusa clasificatoria, producto de la bronca de no querer ser iguales a la cultura de la misma nada que nos masifica y ruega por nuestra carne como animal hambriento.
Entonces, sólo por un rato, balbuceamos la canción que todos quieren oír, nadie puede siquiera imaginar que lo verdadero corre por nuestras venas, sólo así puede ser, como un tatuaje invisible.
Nadie es ni será capaz de tocarlo o percibirlo, entonces puede parecer fácil ponernos en un índice de fantasía de cualquier revista de fotonovelas.
El mundo, esa verdad tan conocida y tibia que tanto nos asusta, es eso, y a la vez es todo o nada.
Que alguien diga ahora si sabe que hacer con tanta belleza?
Si encuentro a esa persona juro que no vuelvo a quejarme nunca mas…

Joaquín nos esperaba en Santa Fe y Rodríguez Peña, como era su costumbre. Cuando lo vi por primera vez sentí que era una de esas personas a las que conozco de un universo paralelo y onírico, pero que nunca debimos cruzarnos en la vida real.
Me estudió desde lejos, por arriba de su mirada más nueva:

-Magui, esto ya se esta yendo a la mierda…
-No, esto ya se fue hace rato.

Era evidente que anticipaba otra resurrección.