domingo, 22 de noviembre de 2009

Hoy

Los ruidos de Buenos Aires me asesinan
y pasa un rato, un segundo, un momento...
El motor y el refrigerante,
algún auto distraido que decide doblar en esta esquina.
(Doy una vuelta más en la cama)
Un martillo arrítmico y perturbante...
(Me tapo los ojos con la almohada)
Todo se vuelve húmedo,
las sabanas pegajosas,
las ventanas empañadas...
el aire espeso bañado de sahumerios,
bañado de aire,
bañado de cigarrillo,
bañado de sueño,
bañado de yerba y de mate.
(Hay alguien en otro lado)
Y los niños juegan y gritan gooooooool,
y sus gritos se vuelven como gemidos,
como ruidos,
como destrozos,
como derrumbe del techo de mi casa,
del cielorraso,
y tierra y nubes y lluvia.
(Mi corazón esta inquieto)
Escribo un poco,
estudio otro tanto,
y doy vueltas en la cama,
y doy vueltas...
y en la cama...
doy vueltas en mi mente,
a los recuerdos que vendrán mañana...
y en la cama.
Una película francesa
y lágrimas
humedad
iris
todo lágrimas
(Sonrío)
Y llueve,
los ruidos se aquietan
mi mente se aclara...
Y gris,
y gotas
y lluvia
y aire,
espeso, aire,
lluvia, Yo...
Sigo entumecida,
temblorosa y húmeda
y perpleja,
la humedad...
Buenos Aires,
el martillo,
las letras,
el refrigerante,
cielorraso,
tiempo,
raso,
cielo ...
ojos
y Vos.

1 comentario:

Patricia Angulo dijo...

Al final de toda la lista, de todos los ruidos y de todas las vueltas queda un Vos.
Eso es importante.

Besos.