viernes, 29 de abril de 2005

Sitio

No puedo abrazarme a tu oscuro manto
como lo hacian mis despojos.
No puedo cantar alabanzas a tu perfume contaminado
porque soy indigna.

Quisiera cantarte un rudo tango,
pero esta garganta no esta a esa altura.

No puedo describirte,
hielas mis palabras,
mis ausentes inpiraciones.

Te miro en esos rostros
velados de predicciones,
de sueños, de sensaciones.

Hoy me doy asco.
Asco de recordarme,
de pensar.

No es bueno ser yo en esta clase de dias.
No es sano ser yo,
toda la vida.

Para eso está la muerte,
que se arrepiente
de no haber disfrutado sus pecados.

Para eso esta la vida,
que no perdona,
que te castiga.
Y te miente mostrándote
piezas del horizonte anhelado.

Buenos Aires ya no te recorro.
Eres la noche.
Eres ese viejo solitario arañando
las paredes del sueño,
farfullando a la madrugada
porque ha desaparecido la esperanza.

Eres esos amantes desauciados
que se corrompen nuevamente
en busca de ese sentimiento nuevo.
De otras pieles que agendar.
De ciertos desvelos.

Me asqueo y te quiero...
Eres mia porque sos distinta.
Porque no te importa lo que piensan.
Porque ya no se ven mis fantasmas
por tus calles, ni mis realidades ocultas.

Porque ya no soy yo nunca...
Porque quisiera borrar mi nombre.
Mi trascendencia.
Mi conciencia.
Para poder bailar tu danza.
Un Nuevo con reminiscencias coloniales.

No hay comentarios: